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¡Que asco de café!


Estuve en un café tradicional del centro de Medellín, uno de esos lugares muy antiguos que visitan pensionados, donde es normal ver al lustrabotas acurrucado al lado de una mesa y al vendedor de lotería con sus billetes frente a un cliente sentado en la barra que detalla los números que le ofrecen.

Por lo general dudo de la calidad del café de esos sitios, sé que usan moliendas muy quemadas, que proceden de granos importados de Perú y que su sabor deja un recuerdo en el paladar a tabaco o a hule quemado. Por eso me decanto por cafés con leche, para camuflar un poquito esos desagradables sabores. Entonces pedí un perico, lo que sería un macchiato, un café pequeño manchado de leche, oscuro, como me gusta. ¡Qué sorpresa me lleve cuando me lo trajeron! 

Lo primero fue que no vi azúcar en sobre al lado del pocillo, como es normal, ¿recuerdas que en otra época eran cubos? ahora son sobres alargados, por lo general te ponen dos. Lo segundo fue ese sabor raro, algo muy diferente al cafecito en pocillo pequeño, que a veces llega con rastros de nata en la superficie. No, este tenía un "dejo" algo amargo al final, ¡qué asco de café!. Le pregunté a la camarera, metida en su "trusa" negra de gimnasio, si me podía cambiar mi café por otro sin azúcar. Ella se sorprendió, era como si yo le pidiera que me trajera una bebida de otro planeta.  Me pareció curiosa su expresión. Al momento regresó y me trajo un sobre de café instantáneo. Me dijo que en ese sobre ya venía todo preparado, que en el establecimiento no usaban leche. ¡Qué decepción sentí! ese sabor del perico, que a veces acompañaba con un buñuelo caliente o con un pandequeso tibio, quedará en el recuerdo del paladar. Ahora las fábricas de comida procesada también se metieron con el café con leche de los lugares tradicionales de la ciudad. ¿Es que no piensan dejarnos nada? -pensé- ¿todo lo van a monopolizar, así, sin escrúpulos? Quise leer los ingredientes que mostraba el sobre, pero mis ojos ya no ven lo que antes. Estaba seguro que tendría Aspartame en su composición, pero no pude leerlo. Luego, en una tienda de barrio pude conseguir uno de esos sobres y leer bien los componentes de esa desgracia gastronómica. Acá están:

Preparado no lácteo jarabe de glucosa, aceite vegetal, caseinato de sodio, estabilizantes (hidrogenofosfato dipotásico, monoglicéridos, y digliceridos de ácidos grasos, trifosfato pentasódico, ésteres diacetiltartáricos y de acidos grasos de glicerol), antiaglutinante (dióxido de silicio amorfo), sabor artificial y colorantes artificiales (betacaroteno y dióxido de titanio) azúcar, café soluble, estabilizante, (goma xantana) y endulzante natural (estevia), contiene caseinato de sodio (derivado de la proteína de leche caseína), puede contener trazas de leche y gluten.

Puedes contar cuántos ingredientes aparecen antes de que se lea café y como puedes apreciar leche no hay por ningún lado, además esa mezcla endemoniada contiene azúcar y estevia, ni idea porqué.

Pues bien, podrás predecir que ese tinto de greca, del que tanto nos quejamos, también lo va a desaparecer el ultraprocesamiento de alimentos y no la Simmonelli, ni la Marzocco ni mucho menos la Wega. Con tan solo un calentador de agua que sirva para ponerle líquido a ese polvo infame será suficiente para que el exterminador del perico callejero haga su trabajo en poco tiempo. 

Comentarios

  1. La vedada es que puesto a llegar a este café asqueroso, no está de más una gratuita con un café decente.

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  2. Estamos condenados.🤦‍♂️🤦‍♂️🤦‍♂️

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